A la hora de hablar de regulación de contratos de arrendamientos, hay los que se rigen por el Código Civil y otros, en cambio, por la Ley de Arrendamientos Urbano. Pero ¿qué caracteriza que un contrato se regule por una u otra legislación?
La diferencia entre uno y otro está en la Ley de Arrendamientos Urbanos. Esta ley contiene una serie de normas imperativas que no pueden ser modificadas por la sola voluntad de los contratantes cuando redactan los contratos de arrendamiento, como por ejemplo, en lo relativo a la duración de los contratos, prórrogas, reparaciones, fianzas, etc. Esto es debido a que el bien jurídico que protege es un derecho fundamental como es la vivienda.
En cambio la regulación que hace el Código Civil difiere en este aspecto. El código permite plena libertad a las partes contratantes para establecer en los contratos las cláusulas que deseen sin ninguna limitación. Esta misma libertad de pactos se da también en los contratos sometidos a la Ley de Arrendamientos Urbanos, pero sólo para los arrendamientos destinados a un uso distinto al de vivienda, como pueden ser los contratos de arrendamientos de locales de negocio.
