Consejos para gestionar un alquiler sin sustos

Alquilar nuestra vivienda a un inquilino implica muchas cosas: gastos, tiempo, esfuerzo… pero, por encima de todo, miedo. Miedo a que surjan problemas a la hora de negociar, a impagos o a que el arrendatario no cuide bien de la vivienda.

Son muchos los aspectos en los que como arrendadores nos exponemos cuando decidimos alquilar nuestra vivienda, y la preocupación de una gran mayoría es intentar minimizar estos riesgos lo máximo posible. Sin embargo, no debe olvidarse que, como propietarios, somos los que tenemos el poder a la hora de tomar las decisiones y que, siempre que no nos precipitemos, podremos proteger nuestra propiedad y dormir tranquilos sabiendo que la hemos puesto en las mejores manos posibles.

Con esto en mente, y contando con que hay muchos pasos que se pueden dar para conseguirlo, estas son algunas de las claves que se deben aplicar:

Pedir garantías

Pese a que la ley solo obliga a exigir un mes de fianza al arrendar nuestra vivienda, optar por 2 ó 3 mensualidades ayudará a que estemos más tranquilos de cara a que el inquilino no cuide bien la vivienda. Con ese depósito tendremos cubiertos los potenciales daños que nuestro inmueble pueda sufrir. Es importante tener en mente que es obligatorio, como propietarios, que depositemos la fianza recibida en el organismo autonómico correspondiente para evitar posibles sanciones.

Tratar cara a cara

Alquilar nuestra vivienda sin haber conocido en persona al inquilino es tan temerario como conducir sin cinturón de seguridad. Aunque no es una ciencia exacta, poner cara a la persona a la que le vamos a confiar nuestra vivienda nos ayudará a definir las sensaciones que nos genera y aumentará las probabilidades de que la relación entre ambas partes sea positiva.

Desconfiar del inquilino perfecto

Aunque no hay por qué pensar mal de nadie, al realizar una transacción tan relevante y delicada como un alquiler inmobiliario toda precaución es poca. Si es importante conocer al inquilino cara a cara, más aun lo es ser cauto a la hora de dejarse llevar por primeras impresiones muy buenas. Muchas personas tienen un alto nivel de habilidad para crear una buena imagen de sí mismos de cara a conseguir el mejor trato posible. ¿La mejor prevención? Una actitud rigurosa y un contrato sólido en el que se estipulen todas las cláusulas claras.

Permitir mejoras en la vivienda

Si hemos encontrado al inquilino perfecto, querremos mantenerlo. Al fin y al cabo, no hay tantos ahí fuera. Siendo así, cabe recordar que una de las cosas que más valora un inquilino es sentirse a gusto en el inmueble. Esto, en ocasiones, supone reconfigurar el espacio o realizar obras menores. Más importancia cobra aun este escenario cuando el inquilino es de edad avanzada y necesita que la vivienda esté bien adaptada para una capacidad de movilidad reducida.

Si estas obligaciones nos parecen demasiado o seguimos con dudas, Jose Ramón Zurdo, abogado especializado en arrendamientos y director del área jurídica de la Agencia Negociadora del Alquiler recomienda encomendar la gestión del alquiler a un profesional que se involucre activamente en toda la gestión, así como que asuma las responsabilidades si surge cualquier problema.