Las 3 principales ventajas del alquiler tradicional frente al alquiler turístico o de temporada
- Estabilidad: Un inquilino de un alquiler tradicional es más estable, suele permanecer más tiempo arrendado y esto hace aumentar la rentabilidad a medio y largo plazo de los alquileres. Por todos es sabido que desde que el inquilido deja la vivienda hasta que se alquila de nuevo hay un periodo mínimo de un mes sin beneficios. También hay que tener en cuenta los gastos de reposición a la marcha de los inquilinos.
- Favorable fiscalidad: El alquiler tradicional tiene un tratamiento fiscal más ventajosso que el alquiler turístico. Gran parte de los ingresos obtenidos por el alquiler tradicional están exentos de tributación. Además, hay ciertos gastos deducibles como suministros, contratos de seguro y gastos de formalización del arrendamiento, entre otros. En el caso del alquiler turístico o de temporada, estos gastos se podrán deducir pero sólo en proporción a los días alquilados. El periodo de tiempo que la vivienda quede libre supondrá una renta imputada por Hacienda por poseer una segunda vivienda.
- Facilidad de gestión: Los trámites y las gestiones que se desprenden de un alquiler tradicional son mucho menores que los de un alquiler turístico o de temporada. En el alquiler turístico hay que gestionar el “check in” y “check out”, mantener la limpieza, tramitar las reservas … cada vez que son arrendadas. En el caso de que éstas gestiones se contraten a través de un gestor, los ingresos mermarán.
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